Recreación del ataque terrorista islámico en el Hotel Taj de Mumbai y el comportamiento heroico de los empleados.
Estamos en La India, en la ciudad de Mumbay (Bombay), una metrópolis portuaria importante con cerca del 40 % del comercio exterior del país. Es el día 26 de Noviembre de 2008 y la jornada empieza normal para los empleados y turistas que se hospedan en el lujoso hotel “Taj Mahal Palace”, donde los empleados se esmeran en tratar al cliente “como dios”. El empleado del hotel Arjun (Dev Patel) es asignado a la cocina, pero en la inspección de su vestuario e higiene el jefe de cocineros Hemant Oberoi (Anupam Kher) le facilita al joven Arjun el calzado adecuado para tener imagen impecable. Un matrimonio que se hospeda en el hotel, el estadounidense David (Armie Hammer) y su esposa Zahra (Nazanin Boniadi), se disponen a cenar en el restaurante mientras la niñera (Tilda Cobham-Hervey) cuida al bebé de ambos en la recámara. De pronto irrumpen al hotel hombres con ametralladoras disparando a quemarropa a los huéspedes y Arjun tiene la iniciativa de trasladar a los huéspedes del restaurant a un área del hotel poco conocida, donde estarán más seguros. La policía local hace lo que puede mientras llegan refuerzos especializados en antiterrorismo y rescate de rehenes.
Con el realismo de una crónica periodística, el director Anthony Maras, que también participó en la elaboración del guion, entrega esta producción en la que recrea hechos de barbarie horribles e inaceptables, independientemente de las injusticias o mensajes que esos grupos pretenden utilizar como justificación. Maras presenta una recapitulación de los hechos, por lo que todos los personajes son breve y superficialmente presentados. La tragedia afecta por igual a empleados del hotel que a huéspedes europeos o americanos, aunque la historia se centra en los comensales del restaurante y los esfuerzos del personal de cocina y meseros por protegerlos.
Esta película podría ayudar a reflexionar en la injusticia, el atropello y el absurdo que significa del uso de la violencia por parte de terroristas islámicos, así como el daño y el sufrimiento que ocasiona para muchos. Es también lamentable ver a los jóvenes que son fanatizados y usados para esas actividades. Algunas imágenes pueden afectar a personas sensibles.
Debido a violencia gráfica brutal y sangrienta que implica asesinatos a sangre fría, explosiones, peligro constante, dolor y suspenso, lenguaje vulgar y un personaje que en una conversación telefónica solicita sexoservidoras, está clasificada por la MPAA como R, por su contenido para adultos.